El segundo día me pesaron en la báscula de cocina y pesaba 200 gr. Todos se reían y decían: tienes que comer más y venga a comprarme leche, pates, latas, pienso. Y todo para mi sola sin que nadie viniera por detrás y me echara para comerselo él todo.
Cuando intentaba andar me caía, ellos se creían que era porque me resbalaba pero la verdad es que era por que casi no me sostenía de pie, ¡tenía una endeblez!
viernes, 28 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario