Esta soy yo, Kitty, una gatita negra recien llegada a casa de Violeta.
En las fotos no es que esté asustada es que soy muy pequeña y como dice mi Vio tengo cara de murciélago.
Me crié en el campo hasta que un buen día la madre de Violeta me trajo a su casa. Ese día cuando Vio llegó a casa yo estaba en su habitación y cuando me vió dió un grito de alegría...
Me cogió en las manos y no me soltó en todo el día.
La verdad es que me hicieron un gran recibimiento.
No paraban de acariciarme y darme de comer. ¡Uf jamás había comido tanto!
Yo venía bastante desnutrida porque en el campo reina la ley del más fuerte y a mi como era tan pequeña, mis hermanos siempre me dejaban las últimas migajas.
El caso es que ese día, despues de la gran comilona me quedé dormida en las manos de Vio, las ponía formando un hueco y cabía dentro perfectamente.
Ese día me dejó dormir en su habitación, y claro yo estuve toda la noche maullando, y con una paciencia de madre me acariciaba y me daba leche sin reñirme ni una sola vez. Eso nunca se me olvidará.
El segundo día me pesaron en la báscula de cocina y pesaba 200 gr. Todos se reían y decían: tienes que comer más y venga a comprarme leche, pates, latas, pienso. Y todo para mi sola sin que nadie viniera por detrás y me echara para comerselo él todo.
